miércoles, 16 de diciembre de 2015

Refugio

Ella, pequeña niña tonta
Siempre manchada de lágrimas la cara
Porque no fue capaz de apostar
ni una vez por su alma.

Él, pequeño león sin rugido
que sólo quería quitarle el miedo,
que sólo quería servirle de abrigo
cuando se convertía en hielo.

Ella, como un cervatillo enrredado,
moviendo las patas sin remedio
mirando con terror a todos lados
por si viene el lobo a devorarlo.

Pero tranquila, que el lobo no aparece
que el bosque ya no está oscuro.
Que viene el coco, pero no a comerte
que quiere ser tu lugar seguro.