martes, 11 de julio de 2017

Rescatarse.

Todos deberíamos aprender a nadar solos, pero también tendríamos que tener un puerto al que regresar. No hablo de nunca echarse  a la mar, de quedarse en tierra por miedo al hundimiento. Hay que hundirse alguna vez, si no, vaya aburrimiento.

Me costó vivir lejos de algún puerto, y más cuando te das cuenta de que ni siquiera tienes lugar al que volver. Sólo vas a la deriva, sin rumbo fijo. Pero vas, y eso es más de lo que hacen muchos. Cuando pude anclar mi barco en otro puerto, tengo que admitir que me emocioné. Hasta las narices estaba de las olas, los naufragios, las tormentas y el mal tiempo.

Pero tienes que partir. De verdad.

Aprendí a sobrevivir a todas las tormentas, a vencerlas. No necesito un rescatador, siempre me rescaté a mí misma.

¿Y por qué vuelvo a puerto, entonces? Porque ahora no necesito la tierra firme, pero es lo que más deseo. Y eso es mil veces mejor que no salir nunca a alta mar.


miércoles, 8 de febrero de 2017

Querida Blanca

Querida Blanca de 9 años:

Ten por seguro que eres la definición de niño absolutamente. La imaginación que tienes, incluso tu timidez con los demás, tu manera de demostrar a todo el mundo que, en ese instante, son lo mas importante para ti. Realmente iluminas con la mirada. Te da igual estar o jugar sola, ves el lado bueno. Te prometo que me encantaría ser amiga tuya, mi sueño es poder jugar contigo, aunque sé que es imposible. Eres demasiado pequeña para haber sufrido todo lo que has sufrido, pero joder (y perdóname el taco) como tiras para adelante. Como inventas mil mundos geniales en los que ser feliz. Piérdete en todos ellos, adelante, pero recuerda volver siempre.


Querida Blanca de 15 años:

Deberías sonreír más. Sé que piensas que es una sonrisa espantosa, pero de verdad que no. Y no deberías hacer caso a todas esas personas que te dicen que estás en el fondo, porque ellos son los que están abajo. Y de veras que te admiro. Porque, aunque no lo creas, eres una luchadora. De esas que aguantas asalto tras asalto, que quizás las noquean, pero consiguen levantarse a tiempo. Puedes pensar que tu mundo se derrumba, que no tienes nada bueno a lo que aferrarte, pero es falso. Te tienes a ti. Siempre has sabido aprovechar el tiempo contigo misma. Siempre serás tu mejor compañía. Y gracias, por haber seguido hacía delante aún viendo un futuro incierto, por haber luchado porque yo existiera. Porque yo no sería yo, si tú no hubieras decidido ser tú. Muchísimas gracias. Sonríe, que te están mirando.


Querida Blanca de 18 años:

A ti tengo que decirte que eres una tía guay. Y que deberías ser más tú. Créeme, a la gente le gustas. No eres una mema, eres adorable. ¿Qué más te da quién te llame infantil? Sigues teniendo todos esos mundos donde te refugiabas de pequeña. Puedes volar si quieres, y eso es algo que la gente está empezando a perder. Nunca seas un adulto, de verdad. Sigue ilusionándote por todo, sigue cantando por la calle y bailando en todos lados. Sonríe, que quieren ver lo mejor de ti.


Querida Blanca de 22 años:

Aquí lo tienes, te pasamos la antorcha olímpica. Esperamos grandes cosas de ti, no no defraudes. No olvides nunca ninguna de todas estas personas porque, gracias a nosotras, vas a nacer tú. Confiamos en ti.



jueves, 26 de enero de 2017

Lo mismo

Voy a escribirte lo de siempre:

Que te echo de menos, que a ver cuando vuelves, que ya quiero verte, porque los viajes de vuelta no deberían existir. Y vaya putada la distancia, yo lo que quiero es comer pizza en tu casa y dormir en tu cama. A veces me da miedo que me quieras pero me da más miedo que no. Cualquier ciudad es bonita si la recorro a tu lado, que tengo las manos heladas porque te has quedado todo el calor.

 Cómo agradecerte las noches de insomnio, las sonrisas enormes y todo eso que tengo cuando estoy contigo. Que no puedo pedir más, y que no quiero dejar de pedirte nunca.

Lo dicho, que vuelvo a escribirte lo de siempre.

Y lo dicho, que si quieres, para siempre yo.