domingo, 23 de junio de 2013

Luigi también se merecía aplausos al caer el telón.

Siempre me gustó mas Luigi que Mario en el juego de "Mario Bros". Mario se llevaba a la princesa y la gloría, siempre era él el héroe, pero yo siempre me quería coger a Luigi, no entendía porque nadie quería cogerle a él. ¿Por qué Luigi no tenía princesa? ¿Por qué todos preferían al otro?

Por esa misma razón me gustaba más Matt de Digimon que Tai, o la chica de gafitas de Scooby Doo que la pelirroja. Siempre me han gustado más los secundarios y nunca he soportado a los protagonistas perfectos. Son demasiado falsos, no me sentía identificada con ninguno. Es más, me sentía mal al verlos.

Todos eran perfectos, todos eran o personas con talento que todo les salia bien, o marginados que salían de su cueva y conseguían ser algo en la vida. Y no sé cual de los dos era peor.

Los primeros desde un principio te amargaban, eran tan geniales que te dabas cuenta de que tu vida es mucho mas triste que la suya, pero los otros, los otros te daban esperanzas de que si tú eras igual podías ser alguien. Ibas al colegio donde todos te llamaban raro pensando que ese día serías como aquel protagonista y podrías ser algo, pero te dabas cuenta de que no sabías que cambiar o que hacer para conseguirlo porque tampoco sabías que le molestaba a los demás.

¿Nunca os ha pasado que la gente os odia por razones que no conocéis? Es raro, si hubiera alguna razón, si fueras borde o demasiado pesado, sabrías que cambiar, pero que te odien sin una causa justificada solo te desconcierta más. ¿Qué cambio? ¿Qué dejo de hacer? ¿Qué sigo haciendo?

Lo que deberías hacer realmente es seguir siendo igual, porque si te odian sin razón, lo van a seguir haciendo. Pero bueno, a todos nos gusta gustar, ¿no?

No hay comentarios:

Publicar un comentario