lunes, 16 de diciembre de 2013

Sin titulo.

Estaba muy quieta, como nunca en su vida, se sorprendía de ser capaz de respirar.

-En ese caso... corta conmigo.

Eran sólo dos palabras, o lo eran todo, o no eran nada. Ya no sabía que era cierto y que no, que era real y que era paranoia. ¿A quién hago caso? ¿A quién sigo? ¿De quién huyo?

Tenía miedo.

Si contestaba que no, que estaba loca, que era una idiota,  su cuerpo se relajaría, su corazón latería con normalidad y podría volver a moverse con normalidad.

Si decía que sí....

Si decía que sí dejaría de existir, como el humo.

No sabía por qué habría hecho eso, ella no quería separarse de él, sufría con cada despedida, con cada enfado, con cada tontería que pudiera distanciarlos. Pero ella no pensaba en si misma. Hacía mucho que no lo hacía. Y esa era su estúpida lógica aplastante "soy un estorbo, pero le quiero tanto que seré capaz de dejar de serlo para él". Le daba igual todo lo que tuviera relación con ella, pero él no, él tenía que ser feliz...

Aunque ella desapareciera.

Sentía un dolor en el pecho. No era el de una herida, era como tener un hueco, como si el hecho de no tener ahí dentro nada doliera. Tenía miedo de estar empezando a no existir.

De repente, entre todo ese caos de pensamientos, contestó.

-Vale, adiós.

Y desapareció. Como el humo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario