lunes, 13 de octubre de 2014

La estrella y la mariposa.

Había una vez una estrella que no formaba parte de ninguna constelación, era "una estrella más" en el cielo, Soñaba con que era la estrella central del cinturón de Orion, la esquina de Casiopea o una parte del carro de la Osa Mayor. Veía todos los días a gente maravillada mirando esas constelaciones, y se sentía muy desgraciada  de que nadie le mirase de verdad.

Y había una vez una mariposa que se consideraba así misma la más fea de todas ellas, ya que las demás mariposas se reían de ella. Lo que no sabía era que tenía las alas más bonitas del mundo, pero, al oír los insultos y al no poder verse, lloraba amargamente todas las noches pensando en sus horribles alas.

Pero una noche en la que el cielo estaba despejado, miró al cielo y vio una pequeña estrella enfrente suya. Tenía un brillo especial, y le pareció como si estuviera ahí por ella. Así que, secando sus lágrimas, empezó a hablarle.

La estrella, que se había fijado en esa bella y triste mariposa, se sorprendió al ver que le contaba lo fea que se sentía y lo que le encantaría se tan hermosa como lo era él. La estrella se maldijo por no ser capaz de contestar, pero empezó a parpadear para que supiera que la escuchaba.

La mariposa miró como la estrella parpadeaba y, a duras penas, se movía hacía la izquierda. Cuando paró, se fijó en que se había colocado encima de un charco. Caminó hacia él y, con muchísimo cuidado, se miró en el reflejo.

La estrella miraba feliz como la mariposa observaba sus alas sin creerse que fuesen las suyas.

La mariposa le miró, e intentó llegar hasta él. La estrella a su vez también intentó acercarse, pero llegó un momento en que ninguno de los dos fue capaz de seguir avanzando.

La mariposa exhausta se dejó caer en una roca, y se quedaron mirándose hasta que amaneció. Al día siguiente, no paraba de pensar en esa peculiar estrella. Pensó tanto en ello que no escuchó las risas de las otras mariposas.

Así se pasaron todas las noches, ella observándolo a él sin fijarse en nada más, él mirándola a ella como si nada más existiera.

Y quizás no estaban juntos, pero tampoco estaban solos.


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