sábado, 14 de septiembre de 2013

Mi la vida es un desastre.

Nunca comienzo las conversaciones con la gente cuando son por chat. No es que no quiera o no me importen esas personas, simplemente no sé empezar a hablar. Muchas veces me he quedado mirando la pantalla del móvil con el chat de alguna persona abierto, y al final lo he cerrado sin decir nada por miedo a hacer el ridículo o a molestar otras conversaciones que este teniendo. O porque no sé que decirle exactamente.

También me he quedado muchas veces al borde de decirle a alguien cualquier cosa, a un músico callejero que toca genial, a una compañera que ha aprobado que enhorabuena, que sabia que lo conseguiría. No consigo aguantar la vista a nadie nunca, al final agacho la cabeza (que no miro a otro lado, que agacho la cabeza).

Cuando viene alguna visita a casa, me quedo en mi habitación hasta que mi madre me llama para que salude de una vez, entonces voy, digo (o susurro) un "hola", me quedo 5 minutos de pie mirándome los zapatos y luego vuelvo a mi cuarto.

En los grupos de gente no suelo hablar. Me gusta ver a la gente hablar entre sí, pero no suelo aportar nada. Simplemente me gusta observarlos, que se olviden de mí.

En clase los profesores nunca me llamaban la atención, no me cambiaban de sitio por hablar, sino que me ponían al lado del que más hablaba para que el otro se quedase tranquilo. No me sorprendería que algunos profesores no supieran como era mi voz hasta el tercer trimestre. Tampoco creo que les importara, solo a veces se lo comentaban a mis padres "no colabora en clase", "es como si no viniera, no se hace notar",...

Las relaciones sociales no son mi fuerte. A veces me sorprendo de tener amigos.

Se me cae todo con demasiada frecuencia, y yo también me caigo demasiado. Actúo por impulsos, no pienso en el qué pasará después. Soy extremadamente infantil, sonrío por cosas que otros consideran tontas,  me hago preguntas estúpidas y hago cosas estúpidas, como que forma tiene una nube y mirar la primera frase de la página 45 de todos los libros.

De repente me pongo a reír porque una paloma persigue a otra, y me pongo a llorar porque me siento sola. Y todo eso puede pasar en la misma media hora.

A veces me siento muy muy muy sola, o siento que me van a reemplazar, me pongo a llorar sin decírselo a nadie, porque (como dije al principio) no quiero molestar. O igual estoy hablando con alguien diciéndole que algo que ha hecho/dicho no me importa cuando realmente me ha destruido un poquito, pero da igual, se me pasará, como todo (o eso espero).

En resumen se diría que mi vida (o tu vida, si te pasa igual) es un desastre curioso, o que yo voy por la vida en silencio, intentando no molestar. Sin dejar huella en ningún sitio. Irme como vine. Sin que nadie sepa de mí.


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